martes, 27 de octubre de 2015

Los últimos nómadas



Alrededor de un buen fuego calentando comida

















Un viaje en invierno a la Laponia finlandesa es un encuentro con una naturaleza que ofrece unas posibilidades de aventura increíbles. Las auroras boreales, Santa Claus… todo se conjuga para ofrecer una experiencia única.
En cualquier caso, un viaje invernal a la Laponia finlandesa representa una inmersión en el silencio y la nieve, cuando éstos se asientan en una naturaleza casi intacta. Es la ocasión de sentirse explorador, de vivir la épica de la naturaleza, imaginándose por un momento que uno revive las aventuras narradas los exploradores del Ártico. Es la posibilidad de experimentar aventuras que difícilmente se pueden saborear en otros momentos.
Casi sobre la misma línea del Círculo Polar Ártico aparece la localidad de Rovaniemi, la capital de la Laponia finlandesa y la mejor base para recorrer la zona. Una señal avisa que te encuentras en el Círculo Polar Ártico y la aldea de Santa Claus. Sí, aquí Santa Claus recibe a los visitantes, y no solo en los días previos a Navidad sino durante todo el año. “Joulupukki”, como es conocido Santa Claus en Finlandia, charla con los visitantes, al cual expresan sus deseos e ilusiones. 

Un alto en el camino con nuestro anfitrión
Los sami –a los que se conoce normalmente como lapones, aunque a ellos no les guste este nombre– ocupan esta región septentrional de Europa desde tiempo inmemorial. Los sami son los últimos nómadas de Europa, ya que algunos todavía siguen a los renos en sus migraciones anuales.
Hay quien dice que el trineo es el vehículo más antiguo de la humanidad, anterior a la rueda. Hay que experimentar y  sentir el silencio del bosque, el silbido de los patines deslizándose sobre la nieve, los ladridos de los perros y el viento en la cara. Te puedes detener en una de las muchas cabañas para preparar un café o un almuerzo a base de salmón y carne de reno seca. Si el tiempo es bueno, se hace un fuego sobre la nieve. La escena es antigua, vital, y uno se siente experimentando algo que los humanos han vivido exactamente igual hace milenios.
Preparando el equipo para el viaje
En skydoo (moto de nieve) se circula con ruido, hay velocidad y se recorren distancias mayores. Si se circula por un lago helado es como volar por un mundo plano. En este caso, la experiencia la pudimos completar con la pesca. Hay que abrir un agujero en la masa de hielo con un berbiquí gigante, como en los tebeos, echar el sedal con el anzuelo y a esperar confiando en la suerte.







Cabaña base de operaciones en Lethovara
















A la espera de pescar algo