jueves, 28 de abril de 2016

Lleida, admirando sus encantos



















Llegar a Lérida es elevar la mirada a la colina y a su silueta principal, la Seu Vella o catedral antigua o castillo como la conocemos los allí nacidos hace algunos años.
Un juego de volumenes y perfiles la acompañan, el castillo del rey y la fortaleza militar construida en el siglo XVI. Juntos configuran un singular conjunto monumental donde la historia de la ciudad y su colina han sufrido una ocupación ininterrumpida desde la antigüedad y de una transformación posteriormente. Diferentes culturas han pasado por esta ciudad: la Iltirta ibérica, la Ilerda romana y la Larida musulmana, de todas ellas existen y permanecen vestigios bajo su subsuelo.
Superando momentos de desfallecimiento con una firme resistencia, la colina (el Turó, en catalán) tiene hoy un aspecto renovado, lleno de vitalidad. Esta colina de mi ciudad de necimiento en la actualidad es un mágnifico lugar para pasear y descubrir sus encantos.
Por otra parte, la ciudad, la huerta leridana, la llanura, la sierra del Monsant, las montañas prepirineos y el más allá  permiten seguir el hilo de la historia de Lleida.



















Coincidiendo con el día de San Jordi y en la ciudad que nos vió nacer nos reunimos toda la familia de los "Pérez" recordando a todos nuestros seres queridos que están ausentes. Momento inolvidable dando el homenaje a dos tías: Lola y Encarna.
Esperamos poder vernos en otra ocasión como así ha venido sucediendo.