

SERVICIO, ENTREGA y ACOGÍDA, UNA EXPERIENCIA DE
CONTRASTES
¿Cómo empezar? La misión para mí ha sido, es y será una experiencia
inolvidable y única. Es una sensación de plenitud, felicidad, compartir y
acercamiento que me hace reflexionar sobre muchos aspectos de mi vida. Ha sido mi primera experiencia como misionero, fue de una forma un tanto
inesperada: Me estaba formando y preparando en curso de formación con la ONG'D
Madre Selva de las FMA {salesianas), y de pronto apareció el COVID-19 y se paralizó
todo, dejándonos en un alto para ver cómo el mundo luchaba contra la pandemia. Ya con la situación respecto al COVID-19 controlada, empieza a verse un
horizonte mucho más atractivo para las personas. La ONG'D Misevi España, se
pone en contacto conmigo en vista de mis inquietudes y me propone realizar su
formación y acudir como misionero a la ciudad de Lobito en Angola. Acepto, unas
veces online y otras presencial realizo la formación en Madrid y Salamanca. En
ese tiempo realice las gestiones a nivel de embajada de Angola en Madrid entregando
la documentación necesaria, pagando todos los requisitos necesarios para
obtener la Visa. Transcurrido un plazo de unos nueve meses, no sé nada de la
Visa solicitada. Por este motivo Misevi me ofrece nuevo destino, la ciudad de
Cochabamba en Bolivia. Acepto la proposición y me preparo para mi viaje. Con
fecha 22 de enero de2022 aterrizo en el aeropuerto de la ciudad de Cochabamba.
Me recibe la comunidad misionera, Germán, Delmi y Valeria. Me instalo en la misión.
Al llegar al primer proyecto de trabajo y misión, recuerdo llegar a la casa de
acogida de familias que han padecido violencia de género y ver la realidad de
aquellas mujeres y sus hijos se me hace un nudo en la garganta. Son mujeres con
recursos económicos escasos, pero siempre tienen una sonrisa en los labios. Al
llegar veo a niños y jóvenes conviviendo con una misma idea la de superar
momentos difíciles en su vida con un mismo objetivo, seguir delante de la mejor
manera, y esto fue lo que capto mi atención. Me hizo sentir que perdemos mucho
tiempo enfocándonos en cosas que no valen tanto la pena y disfruté de aquellos
momentos con los detalles más pequeños entre las mamas y sus hijos. El hecho es
que tenía que prepararme para este proceso que me esperaba, vivir
comportamientos y oír experiencias muy desagradables y que te cambian la
perspectiva de la vida y me incita a seguir emocionado por lo que estoy por
vivir.
La experiencia con el grupo de mujeres PROMOTORAS, dentro del CAM {Centro
de Atención a la Mujer), ha sido magnifica. Grupo de mujeres que trabajan en el
lDlF (Centro de investigación Forense), donde se ofrece, servicio de
laboratorio criminalístico, laboratorio químico, investigaciones forenses
especiales. registro y custodia de evidencias, medicina forense especializada
en violencia contra la mujer. Este grupo de mujeres trabajan en la prevención de la violencia hacia la
mujer en áreas rurales y periurbanas del municipio de Sacaba. Son mujeres capacitadas a
la resolución pacífica de conflictos, contención y orientación a las víctimas,
derechos humanos de niñas, niños, adolescentes, personas adultas mayores, pero
sobre todo en los derechos de las mujeres a vivir una vida libre de violencia.
Solo hay que recordar que no debemos esperar a los días fuertes para
acordarnos de Dios, la misión la podemos hacer día a día, creyendo y dando lo
mejor de nosotros, y eso, en definitiva, es lo que no olvidaré y repetiré hasta
que me sea posible. soy responsable de las decisiones que tomo, tengo la capacidad
para elegir la rectitud y la felicidad, sin importarme cuales sean mis
circunstancias. El tiempo pasa rápido. cuando menos me lo esperé, cumplí nueve meses como
misionero, teniendo la oportunidad y satisfacción de poder ir, convivir con
gente que comparte sus alimentos y que te hace parte de su día a día; te abren
las puertas de sus habitaciones y te tratan como uno más de la familia;
compartes experiencias con familias, te vas encariñando, solo por llegar a su
vida y compartir la palabra del señor.
Es muy entendible que en nuestra sociedad de consumo cueste trabajo dejar
fuera las vacaciones, fiestas y eventos, pero cuando vives una experiencia
misionera, te das cuenta de que estás dejando la comodidad por venir a ayudar,
a cambiar la vida de las personas, a volverte mejor persona, entregando una
parte de ti a Dios y a los demás. En definitiva, es algo de lo que no me
arrepentiré jamás. Existen misioneros con mucho valor. Todos tenemos un objetivo común, que,
a pesar de ser personas diferentes, de países y formas de vida distintos
llegamos a tener una conexión estupenda, pues compartir experiencias comunes,
experiencias misioneras, hace que logremos sentir empatía con quienes se
volverán nuestra familia, nuestro equipo y nuestro soporte en el tiempo de
convivencia con la comunidad misionera.
Tengo la responsabilidad de desarrollar mis aptitudes y el talento que
Dios me ha dado, ahora en el colegio Pedro Poveda de Cochabamba con la institución
Teresiana fundada por San Pedro Poveda, sacerdote español. Mi misión es un
momento para aprender a rendirle cuantas a Él por lo que hago con mis
habilidades y por como utilizo mi tiempo. No pierdo el tiempo estando ocioso, sino
que estoy dispuesto a trabajar duramente. He escogido ser coherente y digno de
confianza, espero hacer cosas buenas por mi propia voluntad.
Dios me ha invitado a dedicarme a Él. La norma misional, tal como el
estudio personal, es fijar objetivos y el uso correcto de la tecnología me han
bendecido durante la misión y espero que toda mi vida.