sábado, 12 de mayo de 2018
Comer, beber, debatir,...
Nueva reunión del Txoko Galego. Si hay un plato tradicional asturiano, ése es la Fabada, con mayúsculas. Se consume desde hace siglos y tiene un origen humilde: sus únicos ingredientes son las fabes (siempre de una variedad mantecosa) y el compango, la mezcla de carnes que se usa en su elaboración: tocino, jamón, chorizo, morcilla, lacón... Además, muchas fabadas llevan un poco de azafrán para darles ese color anaranjado tan característico. Una buena fabada siempre llegará a la mesa con las fabes enteras (en ningún caso rotas o deshechas tras la cocción).
Para apreciar su calidad, existe un truco que no falla. Una vez nos hayamos llevado las fabes a la boca, las aplastaremos con la lengua contra el paladar. Si son de buena calidad y están bien cocinadas, se desharán como un puré, sin que notemos su piel. La fabada suele presentarse con las fabes y el compango en el mismo plato, aunque hay gente que prefiere comer primero las fabes y luego, por separado, el compango, como si se tratara de un cocido madrileño. Esta Jornada en el lugar habitual de nuestros encuentros gastronómicos ha sido genial.
Comimos, bebimos, debatimos y reímos con la alegría de estar entre amigos que anteponen su amistad y el placer de estar juntos a cualquier otra cosa. Hoy ha sido un alegato emocionado de las costumbres gastronómicas y festivas de una tierra que ha sabido unir la fabada al placer de comer, es decir la afirmación de un plato único.
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